Ya había comentado una vez que a la hora de la música, en términos masivos, los yankis en su mayoría son hamburguesa fritanga y los británicos bombones finos.
En cuanto a los cantautores, o cantautores "sensibles", la década que pasó encontró a los masivos dentro de una tónica similar a ambos lados del atlántico. No hay mucha diferencia entre un John Mayer y un James Blunt, o entre un James Morrison y un Jason Mraz. Todos muy comercialotes. Todos parecen hacer temas fifí para ganar "meneeeeeeetas!", como díría Juan Carlos Pelotudo, el personaje de Capusotto.
Pero entre sensiblerías a lo Blunt o David Gray, aparece este británico, Alex Cornish, hasta ahora con un álbum solamente. A pesar de estar casi al borde de la sobredosis de sacarina con la sobrecarga de violines llorosos y ser su tema casi una reescritura del magistral "Trouble" de Coldplay, sale airoso. Ni bien escuché por primera vez sus notas de apertura, a lo Keane, me atrapó y me cautivó.
La versión album dura unos zarpados 8 minutos 32 segundos, pero están más que justificados y fluyen como el agua.
La single no se, pero acortarlo sería criminal.
Una joyita del 09 que se fué. Ideal para escuchar de madrugada hasta dormirse mientras llega la claridad. Aire puro hecho música.
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