lunes, 14 de diciembre de 2009

Celeste y la Generación


Hoy, Celeste Carballo en la sección de rock argentino (siempre detesté llamarlo "rock nacional") y con un discazo: Celeste y la Generacion (1986).

Luego de dos discos folkies, hippones, Celeste se lima mal. Recordemos: La mina venia de hacer la gira super hippona "Porque cantamos" con Juan Carlos Baglietto, Nito Mestre y el trio Oveja Negra, que resultó en un album doble. Allí estrenó "Sabemos que vuelvo pronto", que continuaba en el estilo que se le conocía por entonces.
Pero luego de un viaje a España, regresa y cambia radicalmente de look, viendosela primero con Badía en esos programas especiales que hacía con el festival de Rock In Rio, de enero del 85. Recuerdo vagamente su imagen, pero era todo distinto, ropa, peinado y hasta una parte rapada a los costados si no me equivoco.

Y eso fue un adelanto de lo que vendría, un disco con una banda rockera (llamada en un comienzo La Generacion Fusilada), donde la viola la tocaba Marcelo Montolivo, un periodista especializado en rock y de cabeza muy abierta: hizo informes buenísimos en la revista Rock & Pop y me alegró sobremanera que reconociera a los Bee Gees talentosos de los 60, por ejemplo). Tambien se lo conoce por una conocida disquería porteña especializada y por acompañar a ese flacucho barbudo cero onda en el programa "Tribulaciones".

El disco es una maza de rock punkie y cuenta con la produccion de Charly García. Creo que la historia era que al bicolor no le gustó la mezcla que ya estaba hecha de antes por otro y remezcló todo. El tema que habia sido estrenado en vivo en el tour anteriormente citado acá es totalmente distinto y hasta parce que fuera otro tema

El sonido es caótico, con mucho espacio y reverberancia, como si lo hubiera producido Phil Spector. Una lastima que esta experiencia haya sido por un álbum. Segun parece los seguidores huecos y cerrados no le perdonaron esto y tuvo que volver a lo que hacía antes. Peor aún, con Sandrita Mihanovich y esas canciones bostezo para pub tortón.

En fin, nada es perfecto...
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